lunes, 11 de noviembre de 2013

Carta a una amiga por la muerte de su padre

Hola amiga...

         Cuánto tiempo desde que supiste que tu padre tenía alzheimer.  Fué un gran palo para todos vosotros. Cada uno lo afrontó a su manera... pero a la vez, todos juntos. Muy importante.

         Te costó lo tuyo aceptárlo, tu padre, un hombre tan querido, tan vivo, en el mejor momento y pilar fundamental para ti.

          Lo sufriste, pero buscaste la ayuda y el apoyo necesario para comprenderlo. ¡Valiente! Tu madre hizo lo propio, otra mujer que admiro. Cómo le habeis atendido...con todo el amor, cariño y comprensión a una enfermedad dura, pero que te da la oportunidad de plantearte muchas cosas.  Somos cuerpo, somos mente que da vida a ese cuerpo...pero que si ésta, va dejando de funcionar...el cuerpo es algo "inerte".

          Lo enfocasteis muy bien bajo mi punto de vista. Vivir cada momento con él, porque cada día era un poco menos, pero más que el anterior.

          Os aplaudo el comunicaros, para necesitaros y trabajar en equipo. Tu madre, tú y tu hermano. Todas las ayudas imprescindibles para no saturaros. Supisteis de vuestras limitaciones, sin avergonzaros, sin sentir que le queriais menos.  Fluisteis con la enfermedad en el momento oportuno. Cuando era el momento de llevarle al centro de día, era el ¡momento!. Cuando tuvisteis que ingresarle ¡también!. De esta forma, él ha recibido todo el amor sin cuestionarlo.  Vosotros habeis descansado para no caer...y cuando llegó el momento en que él y su cuerpo se abandonaron...también estuvisteis, con un cariño y una aceptación emocionante.

          El último momento...acompañado de sus dos hijos. Uno a cada lado, dándole las mejores caricias llenas de ternura y de amor que ahora vosotros  le devolveis. Escuchais el viento fuera rugir, los niños saliendo del colegio, las pequeñas cosas que nos rodean cada día y que no solemos oir...y vosotros allí dentro, en una urna de cristal,  viviendo la muerte como un hecho natural, tanto, como ir dejando de escuchar su respiración funcionar. Él murió en paz, vosotros vivís en la misma paz.

          Por daros así, con verdad, sin remordimientos, con sencillez, con naturalidad.

          La mejor muerte para la vida, la mejor vida para la muerte.

          Por ello teneis mi total admiración, siempre os lo he dicho, habeis dejado fluir a la vida para vivirla... hasta que ésta se termina.

          Te quiero mucho Gema por tu valentía y lo gran persona que eres.

          Admiro a tu madre por su fortaleza.

          Animo a tu hermano, porque esta experiencia seguro le ayuda a crecer.

          Nada más que decir, a mí, me lo habeis dicho todo, no con palabras, sino con hechos.


          ¡Un gran abrazo! y seguir amando la vida.

                              Quedan muchas cosas que vivir...

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