lunes, 3 de junio de 2013

Reflexiones..


     Cuando un niño no se sabe feo ni por fuera ni por dentro, da lo más bello.
     Nada le condiciona.
     Hasta que venimos los adultos a decirle cómo es, lo que tiene que hacer y cómo debe comportarse.
     Entonces nos creamos la armadura para que no nos dañen...que sea bien fuerte, bien segura...pero por dentro fragil como el cristal. Convirtiendonos en muchos casos en personas desdichadas, infelices, acomplejadas..
     Han doblegado a nuestro ser y ahora necesitamos buscar técnicas sicológicas para sobrevivir..a ser conscientes de esa protección que hemos creado y que pesa tanto...
 
     Quien tiene la armadura más fina, quien siente que no quiere llevarla es la que ya está buscando, la que
     está más receptiva, la que tiene más posibilidades de encontrarse a si misma.

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      Lo bueno de lo malo es que te das la oportunidad de seguir buscando y aprendiendo. De ver más allá, de no estancarte. De priorizar.. de ser más abierto.

      Lo malo de lo malo es que te quedas ahí, aprendiéndolo. Pensando que no hay nada más, que no hay salida. Estancado. Viviendo lo negativo como normalidad. Y... o te acostumbras a ser infelíz o mueres.

      ¡TU ELIGES!

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